*Cualquier inversión multimillonaria en la remoción de los hospitales públicos sin incentivar la dedicación y el desempeño de los médicos, equivale a hacer más de lo mismo sin garantía de resultados en cantidad, calidad y satisfacción*
La semana pasada el presidente *Luis Abinader* inauguró el Hospital General Clínico Quirúrgico Dr. *José Joaquín Puello* de la Ciudad Sanitaria. Un gran centro con la unidad de quemados más completa del Caribe con 28 sillones para hemodiálisis, 14 quirófanos, 40 unidades de cuidados intensivos y 232 camas, a un costo de 3,207 millones de pesos.
Siempre los políticos y gobiernos han presentado *la construcción y/o remozamiento como la panacea* de los problemas de salud. El presidente *Danilo Medina* dispuso la reconstrucción de 56 hospitales y* desafió a la clase media a utilizar los servicios públicos*. Por cuarta vez el Hospital Salvador Gautier será reconstruido y reequipado por 660 millones.
Salvo excepciones, *estas millonarias inversiones no han elevado las preferencias, ni reducido la privatización, ni el gasto familiar de bolsillo*, que son los verdaderos problemas de la gente.Y los indicadores sanitarios se mantienen por debajo del nivel del crecimiento económico. *¿Por qué tanta inversión con tan pobres resultados?*
*Porque se trata de un enfoque unilateral y distorsionado*. Porque el diagnóstico, el tratamiento y la medicina resultan incompletos. Los hospitales son sólo un medio, nunca un fin en sí mismo. *La calidad y oportunidad de la atención depende muchísimo más de la dedicación y el desempeño de los médicos* y del personal auxiliar, que de la majestuosidad de la infraestructura. Claro que un mayor confort ayuda, pero nunca determina la satisfacción.
*Porque el problema de fondo nunca se ha tocado*. Porque el personal recibe ingresos seguros y crecientes fijados sin tomar en cuenta la dedicación, el desempeño y los resultados. *Porque esa contratación fomenta la ley del menor esfuerzo y no incentiva la cantidad, ni la calidad, ni la satisfacción de los pacientes, con o sin nueva infraestructura*.
Está documentado que muchos médicos no acuden regularmente y cuando lo hacen duran muy poco, *rechazando a una parte de los pacientes*. En promedio, trabajan dos horas dos días a la semana. Pero, en cambio, acuden a su consulta privada todos los días mañana y tarde durante más de 8 horas y hasta los sábados al mediodía y *nunca rechazan a sus pacientes privados porque de ellos dependen sus honorarios y copagos*.
La diferencia esencial entre la práctica pública y la privada es que en la primera *el salario está asegurado de antemano, sin importar la dedicación ni los resultados ni la satisfacción de los afiliados*, y, en cambio, en la segunda depende de la prestación de servicios y mientras más oportunos y eficientes, mayores ingresos.
*El costo real promedio de la atención hospitalaria supera el costo unitario de los servicios privados*
La corrupción, el clientelismo y estas distorsiones elevan, innecesariamente, *el costo de los servicios públicos, con frecuencia por encima del costo privado*. Hemos demostrado que con el presupuesto anual del Servicio Nacional de Salud (SNS) es posible duplicar la calidad de los servicios prestados y los ingresos de los médicos eficientes y dedicados. *En los hospitales jamás se ha calculado el costo de los servicios, por temor a un escándalo mayúsculo*.
Un ejemplo muy elemental y sencillo. El costo unitario de un equipo médico de 10 millones de dólares resulta muy alto en un hospital público *porque los especialistas que lo utilizan solo atienden a pacientes durante unas 8 horas diarias a la semana*. En cambio, en el sector privado ese mismo equipo, asumiendo el mismo costo y aún sin corrupción, es utilizado unas 40 horas a la semana, cinco veces más. Calcule usted.
Con esta inauguración, el presidente Luis Abinader tiene la oportunidad de elevar la calidad y aceptación y de reducir el costo unitario de los servicios. Podría disponer un plan piloto en el nuevo hospital asignándole el 50% del presupuesto *según la cantidad de servicios prestados, contratando a los médicos con fuertes incentivos a la dedicación y al desempeño*. Y les aseguro que los resultados serían beneficiosos y sorprendentes para todos.
*La simple inauguración de hospitales no garantiza calidad y satisfacción*. Con un cambio en la asignación de los recursos y en la contratación de los médicos como dice la Ley 87-01, las autoridades lograrían un cambio sin precedentes *a favor de las familias más pobres y vulnerables y de los médicos dedicados y laboriosos*. Continuará. ADS/607/09/10/2025