Ante el avance mundial del Ómicron, es necesario redoblar los esfuerzos y extender la vacunación para evitar un retroceso en el restablecimiento de las actividades económicas, sociales y educativas
El señalamiento de la OMS de que existe una alta probabilidad de que Ómicron se propague a nivel mundial y que es más difícil contener, ha activado todas las alarmas sanitarias a nivel mundial. Esta nueva amenaza pone en riesgo mucho de los avances alcanzados luego de 20 meses de lucha y casi un año de inmunización.
La OMS la consideró una variante preocupante con un nivel de contagio similar a Delta. Los científicos consideran que Ómicron resulta más transmisible y más peligrosa debido a su mayor capacidad para evadir las defensas de las diferentes vacunas. Otros más cautos consideran que hay que vigilar y observar las próximas semanas para ver las consecuencias en los pacientes.
Hasta ahora, su presencia se reporta en Sudáfrica, Botswana, Hong Kong, Bélgica, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Israel, la República Checa, Australia, Países Bajos, Canadá y Dinamarca. Y aunque varios países han cerrado sus fronteras y extremados los controles, el virus se incrementa a tanta velocidad que no deja de crecer la lista de países afectados.
Aunque se asume que irrumpió en la primera semana de noviembre, no fue sino hasta la tercera cuando fue detectado y reportado por primera vez a la OMS por las autoridades de Sudáfrica, al descubrir una variante del virus con una secuencia distinta a las anteriores.
El perfil genético de Ómicron es único y diferente de otras variantes, por lo que representa un nuevo linaje del virus. Además, se diferencia porque el número de mutaciones es mucho mayor elevando el riesgo de infección y propagación, por su capacidad para evadir las defensas naturales del organismo.
«La única buena noticia, si hay alguna buena noticia, es que esta variante, B.1.1.529, puede detectarse mediante un ensayo de PCR», factor que constituye un atenuante en esta crítica situación. Pero también es posible que evolucione con mutaciones que podrían ser más elusivas a las vacunas existentes.
A redoblar el cuidado y completar la vacunación, sin entrar en pánico
Por el momento, los síntomas y las consecuencias no parecen ser muy graves. Pero hay que mantener la cautela porque la mayoría de las infecciones tempranas se detectaron en jóvenes y, por tanto, con más defensa y probabilidad de una enfermedad leve. Pero el panorama podría cambiar en la medida en que el virus se propague a través de la población en general.
Desde luego, y en lo que se investiga el caso, la mejor recomendación es continuar la inmunización y redoblar las precauciones establecidas. «Hay ciertas cosas obvias que se pueden hacer: vacunarse si no están, apresurarse a recibir una vacuna de refuerzo lo antes posible, y no dejar de utilizar la mascarilla”.
Todavía los expertos no tienen una opinión científica sobre la utilidad de las vacunas producidas, pero abrigan la esperanza de que las mismas continúen siendo útiles, no sólo para frenar rápidamente el Omicron, sino además, para evitar nuevas inversiones en investigación y el enorme costo de una tercera o cuarta vacunación.
Ante la amenaza que representa esta nueva variante para un país abierto al turismo, varios senadores, profesionales de la medicina, han alertado sobre el peligro y las consecuencias de reducir el presupuesto del Ministerio de Salud Pública, una medida incongruente en medio de una pandemia todavía activa y que nadie puede subestimar.
La Fundación Seguridad Social para todos (FSSPT) considera un error subestimar este nuevo riesgo. Y también promover el pánico. “Independientemente de si esta nueva variante termina propagándose o no, es fundamental que las personas hagan lo que puedan para minimizar sus posibilidades de infectarse con cualquiera de sus variantes. ADS/414/02/12/2021