Para reducir las cesáreas y el riesgo materno infantil implícito, es necesario establecer protocolos que indiquen cuándo realmente son necesarias
El diputado Juan Carlos Quiñones pidió que se modifique “de forma integral” la ley 87-01 que crea el Sistema Dominicano de Seguridad Social, con el fin de reducir la cantidad de cesáreas en el país “para evitar que se pierdan más vidas”.
El Dr. Quiñones, ginecoobstetra y presidente de la Comisión Permanente de Salud en la Cámara de Diputados, lamentó que nuestro país encabece la lista de más cesáreas en América Latina, situación alarmante porque aumenta el riesgo de mortalidad materna.
He realizado estudios para varias ARS y al principio me escandalicé con la cantidad de cesáreas. En una, el porcentaje llega al 89%, lo que llama a serias reflexiones sobre esta tendencia, generalmente inducidas por los propios médicos.
En España representan el 22% en los hospitales públicos y el 36% en los privados. En Uruguay las cesáreas ascienden al 44,2%, cuando en 1997 era del 22%. En Argentina representan el 35% en los hospitales y el 50% en las clínicas privadas.
De acuerdo al Dr. Quiñones, este exceso se origina en que los médicos no desean esperar mucho tiempo hasta que se produzca el parto natural, porque la “ARS no quieren pagar ese tiempo, sino la labor en el momento del alumbramiento”.
Y concluye que para revertir esta lamentable situación, hay que modificar la Ley de Seguridad Social. Nada más alejado de la realidad y de las políticas que al respecto, se están aplicando en la mayoría de los países, con el apoyo de la OMS.
Falta una política de auditoría médica sobre las cesáreas
Ciertamente, en nuestro país las cesáreas se han convertido en una especie de epidemia pero, no por la Ley 87-01, sino por la falta de una política adecuada, de acuerdo a las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS).
La principal consiste en establecer protocolos claras sobre cuando es necesaria una intervención quirúrgica para el parto. Además, en realizar “auditorías médicas” a fin de determinar su pertinencia. En algunos países se habla de una segunda opinión.
A pesar del aumento de embarazos complicados después de 2004, la tasa de cesáreas primarias disminuyó anualmente hasta un 20% entre los años 2005-2011 luego de haber puesto en marcha las auditorías de las prácticas médicas.
La OMS sostiene que es posible reducir el índice de cesáreas. Reseña muchos ejemplos exitosos. En China, por ejemplo, el programa educativo para el personal y los pacientes, así como las auditorías de las prácticas redujeron la tasa de cesáreas en un hospital de atención terciaria.
Existen innúmeras evidencias que demuestran la reducción de las cesáreas luego del establecimiento de políticas similares. Fui testigo durante una consultoría para el Instituto Salvadoreño de Seguridad Social (ISSS), a principios de los 90, con excelentes resultados tanto para las embarazadas como para los bebés.
La Revista Chilena de Ginecología y Obstetricia señala que “una política hospitalaria de segunda opinión obligatoria, basada en la mejor evidencia científica existente, reduce la tasa de operación cesárea en un 25%, sin incrementar la morbilidad y mortalidad materna y perinatal”.
En España el Hospital de León se incorporó a un proyecto nacional de estandarización de indicaciones de cesáreas, poniendo en marcha prácticas menos intervencionistas para garantizar partos más seguros para la madre y el bebé.
Revistas especializadas reportan un 50% de cesáreas en los centros privados de la Argentina, e indican que luego de políticas bien orientadas “hemos tenido muchos partos naturales de mujeres con una cesárea anterior»
La fiebre no está en la sábana. La tasa de cesáreas innecesarias sólo se reduce mediante políticas y protocolos que determinen cuando una cesárea es necesaria para la madre y el hijo. Ojalá el Dr. Quiñones proponga una modificación de la Ley General de Salud para reducir las cesáreas al por mayor. ADS/201/24/08/2017