Eliminar los copagos sin asegurar nuevas fuentes de ingresos agravará la situación de los hospitales públicos y se revertirá contra las familias más pobres y vulnerables
La prohibición del cobro de copagos en los hospitales públicos a los afiliados de las ARS públicas y privadas, ha provocado diversos comentarios que me obligan a tratar el tema desde la óptica de los afiliados sin voz ni voto, y cada vez más huérfanos.
El Dr. Nelson Rodríguez Monegro, director ejecutivo del Servicio Nacional de Salud (SNS), señaló que la misma se traducirá en un “ahoro de millones del gasto particular de la gente, que ya es alto”. Y es cierto pues “los pacientes están cargados de tantos pagos por servicios”.
La decisión no es simple, pues los hospitales del IDSS nunca cobraron copagos, y ahora al pasar al SNS, sus autoridades tienen que igualar la política de cobros de la red pública, y se enfrentan a la disyuntiva de extender los copago a la red del “IDSS”, o eliminarlos en la antigua red del ministerio de salud.
Siempre he críticado, sin contemplación, la imposición de copagos no previstos en la Ley 87-01, que creó el Seguro Familar de Salud del Régimen Contributivo, porque esta práctica contraviene el objetivo de reducir el gasto de bolsillo, una barrera contra el acceso regular de las familias a los servicios del Plan Básico de Salud.
En tal sentido, por un lado, aplaudo el reconocimiento de que esos copagos son muy elevados y afectan sensiblemente a la población. Pero, por el otro, expreso preocupación ya que, su eliminación de “un plumazo”, empeorará la calidad y la entrega de los servicios.
Llama la atención, que esta medida se adopte en medio de las crecientes denuncias sobre las deficiencias, limitaciones y carencias de la mayoría de los hospitales donde, según el propio personal de salud, “falta de todo”.
Una medida necesaria, pero peligrosa por insuficiente
De inmediato, varios directores de hospitales, advirtieron que los copagos les representan alrededor del 20% de las entradas del cobro a los pacientes, lo que sin dudas, podría significar una fuente de desequilibrio permanente para centros de salud.
En principio, es una medida necesaria, pero peligrosa, porque la resolución no prevé fondos alternativos para compensar el vacío. Y sin esos recursos, los directores no podrán paliar las precariedades cotidianas para “mantener” los servicios y la atención médica.
Recordemos el anuncio hace unos años del gobierno de eliminar la cuota de recuperación, sin aumentar las asignaciones a la red de Salud Pública. Esa decisión agudizó la crisis presupuestaria, y redujo la calidad de los servicios de los grandes hospitales.
Fue una medida política con la intención de favorecer a las familias de bajos ingresos y más vulnerables pero que, al carecer de fondos alternativos para llenar ese vacío, la misma agravó la situación, por la falta de suministros y de “capital” de trabajo.
Llama la atención la adopción de esta medida, positiva en principio, en un momento en que el presupuesto destinado al cuidado de la salud, a través de la red hospitalaria, es evidentemente bajo e insuficiente, desde cualquier punto de vista.
De mi parte, espero que las autoridades eliminen todos los copagos no previstos por la Ley de Seguridad Social, y suplan este vacío con fondos adicionales, para garantizar un mejor servicio. Cuando esto ocurra, seré el primero en apoyar la medida y felicitar a las autoridades. Ojalá, así sea.
La próxima semana señalaré cómo este problema, puede ser una gran oportunidad para las autoridades. ADS/184/27/04/2017