Los gremios de salud luchan por elevar la nómina, sin vincularla al desempeño; y las autoridades, por congelar el presupuesto, sin reducir el gasto de bolsillo
En esta semana, surgió un tema recurrente dentro del sector salud, con posiciones encontradas, pero interesantes, por lo que cada una deja traslucir, especialmente desde la óptica de la población usuaria de los servicios públicos.
El Dr. Waldo Suero, presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD) señaló que “existe un déficits en los hospitales públicos superior a los 2,000 médicos y todo el sistema necesita 3,500 profesionales más”.
Por su parte, el Dr. Nelson Rodríguez Monegro, director del Servicio Nacional de Salud (SNS), replicó que “si se acoge a esa recomendación, el país necesitaría 20,000 médicos, debido a los 10 millones de habitantes que lo pueblan”.
Y acotó que “en la nómina oficial están nombrados 16,532 médicos, pero la suma sobrepasa los 20,000, si se toma en cuenta los que trabajan en los nueve hospitales de autogestión”.
Ambos reconocen una muy mala distribución de los profesionales de la salud, ya que existe una gran concentración en la zona metropolitana y en las principales provincias del país, dejando al resto en la orfandad.
Ahí están las dos posiciones. El CMD, pujando por mayores plazas de médicos, sin tomar en cuenta la productividad, la dedicación, ni el desempeño, mientras mantiene una feroz resistencia a extender la jornada de trabajo, para igualarnos a los países de América Latina y del mundo.
Se fundamenta en una recomendación de la OPS/OMS de dos médicos por cada 1,000 habitantes, pero ignora la más importante de sus recomendaciones: la necesidad de la promoción y la prevención desde la atención primaria. Se cita a la OPS sólo para lo que conviene, y se le ignora en lo demás. ¡Así, que fácil es!
En el otro extremo, el SNS, evitando el aumento de la nómina por su repercusión en el presupuesto nacional. Tamaño desafío para un sistema público que ni siquiera llega a la mitad del gasto público en salud, el 5.5% del PIB, que la OPS/OMS recomienda para países con desarrollo intermedio como el nuestro.
Mayor preocupación por la calidad y el desempeño
Sin embargo, desde la perspectiva de la población, ambos enfoques lucen unilaterales e interesados, sin incidencia positiva en las condiciones de salud, en el acceso a los servicios y en la reducción del gasto de bolsillo.
En el país se han hecho estudios serios sobre la productividad de los recursos humanos del sector público de salud, arrojando resultados muy bajos, sin que nadie haga algo al respecto. Ahí están las denuncias casi semanales a través de los diversos medios de comunicación.
Entiendo que el debate es necesario, pero elevando sustancialmente su objetivo. Además de discutir si se necesitan más médicos y dónde, deberíamos redefinir el perfil profesional de los recursos humanos, en función de los nuevos retos de un sistema de prestación predominantemente pre-pagado, basado en capitas y en tarifas fijas.
Deberíamos preguntarnos, ¿cuál es el impacto en la salud de la población después de una década del SFS?, ¿cuánto le cuesta el actual sistema al país?, para finalmente establecer, de manera objetiva, ¿cuál es la relación costo/beneficio?, de unos recursos humanos centrados en la enfermedad.
De seguro que si hacemos este ejercicio, los resultados serán asombrosos, y tendremos más elementos de juicio para determinar, concretamente, si en este momento el énfasis debe estar en la cantidad, o en el desempeño. ADS/198/08/03/2017.