A pesar de los buenos resultados obtenidos, a largo plazo el panorama previsional luce muy sombrío, debido a las altas comisiones y los bajos aportes
Hace unas semanas una amiga me pidió que le explicara el Estado de cuenta que le remitió su AFP, ya que no maneja algunos conceptos financieros. Al final quedó satisfecha y preocupada, y me sugirió que lo compartiera con mis lectores, lo que hago, desde luego, guardando su identidad.
El reporte, en la parte superior indica los meses de afiliado y de cotización. Quienes inauguraron el sistema tienen una diferencia de los tres meses que duró el proceso de afiliación inicial. Mi amiga tiene 170 meses de afiliada y 167 de aportes, equivalente a 14 años, justo lo que lleva el sistema, una buena noticia que indica que su empleador paga regularmente a la TSS.
Salvo el caso de los pioneros, estas dos informaciones siempre deben coincidir. Por ejemplo, si una persona fue afiliada después de Junio del 2003, los meses de afiliación y de cotización deben coincidir. De lo contrario, ello indicaría que en algún momento la empresa dejó de pagar a la TSS, o que el afiliado dejó de trabajar como asalariado.
La segunda información clave es el cálculo del fondo de pensión. El saldo inicial (2,100,000) + los aportes del mes (10,400) + el rendimiento del período (14,000) = saldo final (2,124,400). Más abajo, aparecen los aportes obligatorios: la contribución de la empresa (8,000), y el descuento al afiliado (2,400).
La buena noticia es que ya “el rendimiento del período” (14,000) supera con creces el aporte del mes (10,400), un 34.6% mayor. Y yendo más lejos, en ese mes mi amiga sólo aportó 2,400 y en cambio obtuvo 22,000 (8,000 de su empleador + 14,000 por rendimiento), diferencia que se acentúa mes tras mes.
En adición, ese fondo es de su propiedad exclusiva, por lo que nadie puede disponer del mismo; sólo ella, y al momento de tu retiro. A diferencia de reparto, la capitalización no incentiva la evasión, ya que la misma sólo afectaría el crecimiento de su propio fondo, sin afectar para nada a los demás.
La tercera noticia positiva es el logro de una rentabilidad anualizada del 9.5%, muy superior a la inflación del 2.0%, y a la tasa de interés de las cuentas de ahorro personal, lo que eleva el poder adquisitivo del fondo de pensión, e incentiva convertir los ahorros en aportes extraordinarios.
Lo malo y lo preocupante
Mi amiga resaltó, sin ocultar su satisfacción, el balance de 2.1 millones acumulados. En ese punto tuve que insistirle que, a pesar de ese monto, en el mejor de los casos, su proyección no le garantizará un retiro digno, ya que los expertos y la SIPEN, estiman la pensión promedio en un tercio del salario, agravada por la longevidad femenina.
Le expliqué que, a pesar de las buenas noticias, existen problemas estructurales que requieren de correctivos inmediatos, antes de que sea demasiado tarde. Y que lo preocupante es que todavía las autoridades no han tomado conciencia del alto riesgo de no hacer nada, ni de sus consecuencias catastróficas dentro de una década.
Que para mejorar el nivel de las pensiones es necesario: a) reducir el límite de la comisión de las AFP al 15%; b) elevar en forma gradual la cotización hasta el 12% del salario; c) revisar y reducir el costo del seguro de vida; y d) diversificar las inversiones de los fondos para reducir el riesgo, entre otras.
Finalmente, le pregunté a mi amiga, ¿te imaginas cuánto crecería tu fondo con una cotización del 12%, y con una comisión límite del 15%? Sin ser una experta, al final ella estuvo de acuerdo conmigo en que, el problema de las bajas pensiones no reside en el sistema como tal, sino en las altas comisiones y en los bajos aportes. ADS/190/08/2017