La pensión digna no depende del nivel del salario, sino de la tasa de reemplazo real, del equilibrio actuarial, de la sostenibilidad financiera del sistema y de la esperanza de vida de los pensionados y jubilados, entre otros factores
Los cálculos no avalan el planteamiento de que los bajos salarios son la principal limitante del monto de las pensiones en nuestro país. En ese punto difiero del estudio “Suficiencia y Sostenibilidad de las Pensiones en República Dominicana”, del Observatorio de la Seguridad Social (OSES) del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC).
La propia investigación estima en un 24% la tasa promedio de reemplazo, es decir, el monto de la pensión, como % del salario. De acuerdo a la misma, un trabajador con un salario de RD$10,000.00, recibirá una pensión mensual de sólo RD$2,400.00, con una reducción de su ingreso y de su nivel de vida de RD$7,600.00, dejándolo en la miseria total.
Pero si ese trabajador ganara el doble, es decir, RD$20,000.00, su pensión sería de RD$4,800.00, con una pérdida de su poder adquisitivo de RD$15,200.00, desde luego, siempre asumiendo cálculos en igualdad de condiciones, internas y externas.
Si bien es cierto que, en estas dos situaciones, el monto de la pensión aumenta al elevarse el salario, no es menos cierto que ese cambio no mejora la suerte del pensionado. El monto absoluto no es el indicador de una pensión digna, sino el relativo, definido por la tasa de reemplazo. De ahí la urgencia de cambios en la Ley 87-01.
Lo que realmente le interesa al trabajador es el porcentaje que representa su pensión respecto a su último salario promedio, es decir, la brecha entre su ingreso como trabajador activo y el monto de su pensión al momento de su retiro.
Tan pobre es un jubilado que, con salario de RD$20,000.00, sólo recibe una pensión de RD$4,800.00, como el otro que, ganando RD$10,000.00, le entregan una pensión de RD$2,400.00. En ambos casos, su nivel de vida real se reduce en un 76%, lo que les genera frustración y descontento.
Libro: Pensiones dignas y sostenibles para todos
Cuando la tasa de reemplazo es baja, como se proyecta en nuestro país, poco importa el nivel del salario, ya que en todos los escenarios la brecha seguirá siendo elevada, condenando al trabajador a una estrechez económica inaceptable, comparado con su poder adquisitivo antes de su retiro.
La responsabilidad del sistema previsional es garantizar una pensión lo más cercana posible al último salario, a fin de evitar el trauma de un descenso brusco de su ingreso y de su nivel de vida. Por lo tanto, el éxito o el fracaso del sistema previsional se mide, no por el nivel de los salarios, sino por el aumento de la tasa de reemplazo.
Cuando la tasa de reemplazo es alta y sostenible, el sistema de retiro llena su función social, aunque el salario sea bajo. En cambio, se convierte en un fracaso total, cuando la tasa de reemplazo es baja, aunque los salarios sean altos.
El estudio de OSES contiene varios aciertos, como la necesidad de pensiones no contributivas para los envejecientes pobres, de fortalecer las políticas sociales en aras de reducir las desigualdades, y de elevar gradualmente los aportes y la edad legal de pensión.
Hace un mes, publiqué en Amazon mi libro titulado Pensiones dignas y sostenibles para todos. Una de sus conclusiones es que, en cualquier sistema previsional, incluyendo el de capitalización individual, el logro de una pensión digna y sostenible depende, internamente, de la necesaria correspondencia entre:
- el porcentaje del aporte y la tasa de reemplazo prometida;
- los años de cotización y los años promedio de pensión; y
- la tasa de interés y el porcentaje de la comisión de las AFP. Y, además, depende de la estabilidad macroeconómica y de la tasa de rentabilidad, entre otros factores externos al sistema.
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