*La demanda de una estatización total de la Ley de Seguridad Social es tan radical e inviable que mantendría los privilegios y las desigualdades sociales, las altas comisiones, los copagos ilegales y un elevado gasto familiar de bolsillo*
Grupos radicales plantean la estatización total como la panacea a los problemas de la salud y de las pensiones. *Si la estatización excluyente es la única solución y la comisión es muy elevada ¿por qué no demandan que la estatal AFP Reservas la reduzca sustancialmente para favorecer a los afiliados?*
¿Cómo esperar que un Estado calificado por estos grupos como “neoliberal” elimine a todas las AFP, si ni siquiera es capaz de disponer que su propia AFP compita con las privadas reduciendo la comisión? *Las respuestas son tan obvias que las saben hasta los chinos de Bonao*.
Resulta incomprensible *propiciar “un sistema totalmente público de pensión como la panacea social mientras se reconoce que se trata de un Estado neoliberal al servicio de los grandes grupos económicos* que obtienen ganancias extraordinarias a través de privilegios que concentran la riqueza social y el poder económico”.
*Cualquier propuesta “revolucionaria” presupone una política de desarrollo inclusivo y un Estado de bienestar* conpolíticas basadas en la equidad e igualdad de oportunidades. Pero todavía estamos muy lejos. *Tenemos un modelo de crecimiento económico excluyente, con grandes retrasos y resistencias a las reformas sociales*.
A pesar de que en las últimas tres décadas nuestra economía ha crecido a un 5.1% anual promedio, más del doble del 2.3% de América Latina, *la mezquindad estatal ha mantenido el gasto público en salud en apenas un 2.1% del PIB*, mientras la media latinoamericana promedia el 4.1%.
Las propuestas presentadas, además de desequilibradas de origen, *son tan radicales que carecen de la más mínima viabilidad política*, ya que presuponen profundos cambios políticos de los cuales estamos muy distantes. *En cambio, nuestra Fundación propone las reformas posibles para mejorar la protección social de la población en general*.
En medio siglo el Estado no ha resuelto un solo de los grandes problemas esenciales de la población. Todo lo contrario, *quebró al Banco de los Trabajadores, a la Compañía de Seguros San Rafael, a los ingenios azucareros y al CEA. Privatizó a las empresas estatales, liquidó al IDSS, y ha quebrado varias veces a los principales hospitales públicos*. En cambio, ha fomentado a las clínicas e igualas médicas privadas, con un alto gasto familiar de bolsillo.
*Esas demandas radicales, de espaldas a la lógica popular, responden a la necesidad de preservar un Estado manipulable por los grupos y gremios mediante huelgas y paros de los servicios públicos esenciales*
Si se condena el “carácter privado” de la capitalización individual, *¿no sería más viable demandar que este sistema sea administrado exclusivamente por el Estado en vez de eliminarlo?* Si se insiste en la falta de solidaridad social ¿no sería más lógico apoyar el fortalecimiento del Fondo de Solidaridad Social *para duplicar las pensiones de los trabajadores con aportes insuficientes?*
Durante la segunda mitad del siglo pasado, *esas propuestas radicales abortaron cuatro intentos de reformar al IDSS*. Al igual que ahora, la estatización excluyente fue la consigna común, *a pesar de las tradicionales deficiencias públicas y de las ostensibles preferencias populares por las clínicas y las igualas médicas privadas*.
*Reconocemos el derecho a esos planteamientos radicales*, porque constituyen parte esencial del derecho a la libre expresión y del ejercicio democrático. Lo que lamentamos es su formulación como la única vía de solución posible y *su desprecio olímpico de las demás propuestas de reformas democráticas*.
*Además, criticamos las posiciones basadas en el todo o nada, cuya rigidez siempre ha terminado en NADA*, ya que resultan incapaces de concertar soluciones políticamente posibles que mejoren la situación de los más necesitados. *Por esta radicalización extrema estos grupos han pagado un alto precio en aislamiento popular durante más de medio siglo*.
*Si no existen condiciones para una “revolución” del SDSS, lo que espera la población son reformas viables y sostenibles*. Los radicalismos a ultranza siempre terminan consolidando al estatus quo, acentuando las desigualdades y la pobreza general. *Demandar lo ideal es correcto, pero siempre que se tenga la suficiente flexibilidad para concertar y aceptar lo posible*. ADS/599/14/08/2025