Ante la resistencia a vacunarse del 40% de la población, al gobierno le corresponde liderar una amplia campaña nacional, transparente, sobre los beneficios y riesgos de una vacunación masiva contra el COVID 19
El presidente Abinader pasó a la ofensiva sanitaria con la llegada de 20,000 dosis de la vacuna contra el Covid 19 y el inicio inmediato de la vacunación al personal del Hospital Militar Ramón de Lara, donde ingresaron los primeros contagiados, y luego a los hospitales Moscoso Puello y Marcelino Vélez.
La semana pasada el presidente informó los detalles del Plan de Vacunación, elaborado por el Gabinete de Salud, con el cual se pretende inmunizar a 7.8 millones de adultos mayores de 18 años, utilizando 20 millones de dosis compradas a diferentes laboratorios mundiales.
Aunque desde enero se reportan preocupantes aumentos de los contagios, de la positividad y de los fallecimientos, en las últimas semanas las autoridades han logrado reducir el ritmo de propagación, todavía elevado en relación a los meses finales del 2020.
El anuncio del Plan ha tenido una amplia acogida, bajo la promesa presidencial de garantizar la inmunización gratuita a toda la población adulta. El Colegio Médico Dominicano, los sectores empresariales, las iglesias y la opinión pública en general han aplaudido la propuesta.
Preocupa la revelación presidencial de que el 40% de los dominicanos no quiere vacunarse. En ese contexto, llamó la atención de que Luis Abinader no será vacunado. Pero, la primera dama, Raquel Arbaje explicó que, al haber sido afectado por el virus, todavía su esposo está inmunizado, por lo que debe esperar para ser vacunado siguiendo el protocolo.
Las grandes potencias mundiales politizan y mercantilizan las vacunas
Todos sabemos la guerra abierta entre las grandes potencias mundiales por acaparar la producción y el control de las vacunas disponibles en el mundo. Dado que el Covid 19 no da tregua y que presenta mutaciones más agresivas, sólo una vacunación toda la población adulta a escala mundial podrá contener su secuela de contagios y muertes.
Al convertirse en una necesidad vital, la lucha contra la pandemia ha sido politizada y mercantilizada mediante una férrea competencia entre las grandes potencias por ampliar su influencia geopolítica y/o por obtener ganancias súper millonarias, capitalizando la necesidad de sobrevivencia mundial.
No obstante, el monopolio de una producción muy inferior a la demanda, ha obligado a muchos países que inicialmente politizaron la compra excluyendo a las ofertas de Rusia y China, a revisar su posición ante el incumplimiento de los laboratorios occidentales favoritos. Eso explica la gran demanda de la vacuna rusa y el reconocimiento de su eficacia.
Como explicamos en los mensajes anteriores, la estrategia de las autoridades consiste en continuar impulsando la reapertura económica, a sabiendas de un costo sanitario mayor, acelerando al mismo tiempo los esfuerzos de compra, recepción y vacunación, para controlar la pandemia.
En ese contexto mundial, falta por saber cuáles son las garantías que tienen las autoridades de recibir a tiempo las próximas partidas de vacunas, a fin de darle continuidad al Plan de inmunización, incluyendo a los dominicanos y residentes legales mayores de 65 años de edad, por ser el segundo grupo de mayor riesgo, y luego al resto de la población.
Dado que el éxito de esta estrategia depende, en gran medida, de la continuidad del proceso de vacunación, esperamos el cumplimiento del cronograma de entrega. Mientras tanto al gobierno nacional le corresponde liderar una amplia campaña nacional sobre los beneficios y riesgos de una vacunación masiva. ADS/374/18/02/2021