*Apoyamos todas las iniciativas orientadas a priorizar el derecho de las familias más pobres y vulnerables a recibir los medicamentos de altos costos que necesitan para sobrevivir y extender sus años de vida, protegidos de una catástrofe financiera*
*Ya solo cientos de medicamentos de alto costo consumen el 60% del presupuesto de PROMESE, quedando el 40% para los miles de medicamentos destinados a los hospitales*. Este es el resultado del envejecimiento de la población, de la reducción de las afecciones prevenibles y del aumento de las enfermedades crónicas y degenerativas.
En el gobierno del presidente Luis Abinader, el Programa de Medicamentos de Alto Costo (DAMAC) ha logrado *avances significativos en el acceso a tratamientos de última generación muy costosos*, mejorando la calidad de vida de miles de pacientes. Sin embargo, enfrenta desafíos importantes que requieren soluciones innovadoras y *políticas públicas bien diseñadas para garantizar su continuidad y expansión*.
Este programa ha permitido que pacientes con enfermedades “raras”, complejas o crónicas accedan a *medicamentos de vanguardia que, debido a su alto costo, serían inalcanzables para la gran mayoría*, minimizando su impacto financiero en las familias afectadas, tanto pobres como de clase media.
*El presupuesto actual del DAMAC asciende a 7,500 millones*, con un crecimiento significativo en los últimos años debido al aumento de la demanda de tratamientos costosos y a la incorporación de nuevos medicamentos. *No obstante, su monto resulta insuficiente para atender a una demanda creciente debido al envejecimiento*.
*Urge mejorar los sistemas de compras, distribución, prescripción, consumo* y seguimiento para evitar desperdicios y garantizar que los medicamentos lleguen de manera oportuna y regular a quienes más los necesitan. La limitación de recursos disponibles impone establecer criterios claros para priorizar cuáles medicamentos se incluyen en el programa.
*La creciente demanda de los medicamentos de alto costo obliga a racionalizar su prescripción para extender la cobertura con los recursos disponibles*
Los medicamentos de alto costo requieren procesos de investigación, desarrollo y producción complejos y costosos. Suelen ser tratamientos innovadores, que *ofrecen soluciones efectivas a enfermedades que antes carecían de opciones terapéuticas y conducían a muertes prematuras*.
Son producidas por grandes empresas farmacéuticas *que operan en condiciones monopólicas* amparadas en patentes de producción y comercialización exclusivas de las nuevas moléculas durante 20 años. Una condición que les permite fijar precios elevados, *dificultando su acceso a los pacientes más pobres y vulnerables*.
A pesar de los altos costos, estos medicamentos representan un avance científico invaluable *controlando enfermedades complejas que antes eran mortales o incapacitantes*, permitiendo a los pacientes llevar una vida más larga y de mejor calidad. Por ejemplo, los antirretrovirales transformaron al sida de una enfermedad mortal a una condición manejable.
Uno de los principales desafíos de las autoridades nacionales *es equilibrar la innovación científica con la accesibilidad social*. Mientras que las compañías farmacéuticas necesitan recuperar su inversión, los gobiernos y las organizaciones de salud deben garantizar que estos tratamientos lleguen a todos los que los necesitan.
*En este campo tan delicado existe un serio conflicto*. Los grandes laboratorios presionan contra la prescripción de fármacos bioequivalentes de igual calidad (genéricos), producidos en competencia, y por lo tanto, más económicos. En adición, muchos especialistas y las sociedades médicas también los rechazan *para no perder los beneficios que reciben de esas grandes corporaciones financieras*.
*Estas prácticas son tipificadas como poco éticas y fraudulentas* ya que les imponen a los pacientes el uso innecesario de fármacos de igual impacto, pero de un costo mucho mayor. Además, porque *este costo excesivo limita considerablemente la cobertura social de este programa*.
En cambio, las autoridades prefieren el uso de fármacos bioequivalentes más competitivos y económicos, para beneficiar a una mayor cantidad de pacientes en condiciones vulnerables que los necesitan para controlar su situación y sobrevivir. *El gran reto consiste en priorizar las necesidades de salud pública de decenas de miles de pacientes vulnerables frente a las presiones económicas y comerciales de la industria farmacéutica y de sus agentes locales*.
La *Fundación Seguridad Social Para Todos (FSSPT)* le ofrece a su director, Dr. Carlos Sánchez, *el apoyo necesario a todas las iniciativas orientadas a priorizar el derecho de las familias más pobres y vulnerables* a recibir los medicamentos de altos costos que necesitan para sobrevivir y extender sus años de vida, protegidos de una catástrofe financiera. ADS/576/06/03/2025