La historia sanitaria de las últimas seis décadas evidencia una resistencia feroz a los cambios y reformas estructurales, por parte de los beneficiarios del viejo sistema de salud, con el apoyo de los diversos gobiernos post Trujillo
Entre 1961-2000,fue más sutil, porque las demandas eran aisladas, y los estudios y recomendaciones de los expertos no se divulgaron y se engavetaron. Pero, a partir del 2001, ha sido más directa y agresiva, porque ahora la resistencia es contra la aplicación de una Ley, que incluye importantes reformas estructurales.
El reclamo de “no ARS”, persigue revertir el avance, eliminando todo tipo de control y supervisión, para que las minorías vuelvan a disponer libremente del gasto nacional en salud. El objetivo real es concentrar nuevamente los recursos, multiplicar el clientelismo y los privilegios gremiales, y elevar la facturación contando. En el mejor de los casos, aceptar un control y supervisión oficial muy superficial y complaciente, como en los viejos tiempos. Veamos un ejemplo de manipulación y distorsión.
Según la Fundación Juan Bosch, “Los beneficios acumulados de las ARS nunca han dejado de crecer”: “Viendo los beneficios acumulados, del 2007 hasta agosto de 2020 las ARS superaron los RD$16,813,000,000. Nunca tuvieron un retorno porcentual sobre su patrimonio inferior al 21%, siendo el retorno anual promedio igual a 30%”.
Con esta información, más que a esclarecer la verdad, se trata de confundir a los afiliados y a la opinión pública. Con ello se pretende vender la idea de que se trata de una ganancia exorbitante e inaceptable para los afiliados al Régimen Contributivo, mediante una función puramente intermediaria.
Lo que se oculta es que esos 16,813 millones de beneficios, representan el 5.2% del fondo total transferido por la TSS durante 15 años, lo cual promedia 1,120.9 millones de pesos anual. Este monto no resulta desproporcionado tomando en cuenta que el margen aceptable de las farmacias y de las clínicas ronda el 30% de las operaciones anuales.
Pero la realidad es otra. La tasa de beneficio del SENASA supera con creces la obtenida por las ARS privadas, según las informaciones de la SISALRIL. El Cuadro, demuestra que durante el período 2015-2020, el Seguro Nacional de Salud (SENASA) logró una ganancia considerablemente mayor que las ARS privadas.
Al comparar los beneficios netos con el ingreso total percibido de la TSS, el SENASA reportó ganancias netas por 3,542.4 millones, frente a ingresos por 67,524.2 millones, con una tasa de beneficio del 5.2%. En cambio, las ARS privadas obtuvieron una ganancia de 6,346.6 millones de un ingreso de 212,002.1 millones, con una tasa de beneficio del 3.0%.
La mayor diferencia reside en que mientras el SENASA no paga impuestos sobre la renta, las ARS privadas pagaron 2,304.5 millones al Estado. Entonces, cabe preguntar, ¿por qué esa campaña feroz contra las ganancias de las ARS privadas, si sus beneficios resultan inferiores a los del SENASA?
Tres precisiones: 1) es loable que el SENASA haya obtenido beneficios durante el período, porque así no se constituye en una carga para los contribuyentes; 2) es cierto que el afán de lucro induce a algunas ARS a desnaturalizar su rol y a utilizar su influencia sólo para su propio provecho; y 3) lo justo y lo legal sería identificar cuáles ARS no cumplen, para aplicarles las sanciones y las multas correspondientes.
Pero la campaña no es solo contra las ARS que lo hacen mal, sino contra todas. Porque el objetivo subyacente no es mejorar el servicio a favor de los afiliados, sino eliminar cualquier tipo de control y supervisión, para seguir ejerciendo una medicina privatizada, sin los límites que establece un verdadero Plan Básico de Salud (PBS). De lo que se trata es de volver a convertir el gasto en salud en una piñata y de elevar el gasto de bolsillo para enriquecer más y más a las minorías de siempre. ADS/429/31/03/2022