Apertura sin excesos ni descuidos. Gracias a la prevención y promoción de la salud se han salvado cientos de dominicanos. Reconocer la necesidad de crear un fondo nacional de emergencia
Tal y como habíamos vaticinado, las autoridades nacionales autorizaron la apertura y el funcionamiento de todas las tiendas y servicios de los centros comerciales del país, como continuación del retorno gradual a la normalidad, luego de 10 semanas de confinamiento y restricciones.
Esa medida entró en vigencia ayer miércoles, justo a tiempo para que el comercio pueda aprovechar la celebración del Día de las Madres la cual, por tradición, genera una de las mayores compras de regalos del año, para reconocer y agradecer su abnegación. Es una decisión correcta y necesaria.
Sólo falta que las autoridades del país, tracen las normas mínimas de seguridad e higiene, tanto en los centros comerciales, como en el tránsito y en las reuniones familiares. Se espera el mayor orden y civismo de la población, y la vigilancia y autoridad oficial, para evitar excesos que expandan el COVID19. Amen
La promoción y prevención salvaron cientos de vidas
Una de las lecciones de esta temida pandemia es el rol y la importancia de la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades. ¿Usted se imagina cuál sería la situación en este momento, sin un esfuerzo público y la colaboración de la ciudadanía, para “curarse en salud” frente al COVID19?
¿Cuántos hubiesen sido los casos de infección, cuántos los internamientos y cuántas las muertes? Veamos los resultados de todos los países que subestimaron la amenaza y reaccionaron tardíamente en movilizar los recursos sanitarios y en proteger a su población. Estados Unidos y Brasil son los mejores ejemplos de la torpeza de sus gobernantes.
Según UNIVISIÓN, un estudio de un grupo de expertos de una universidad de Estados Unidos concluyó que ese país hubiese evitado la muerte de unas 36,000 personas, con sólo haber reaccionado una semana antes del momento en que las autoridades finalmente lo hicieron.
Hay que reconocer la decisión de muchos empleadores de proteger a sus empleados dotándolos de lo necesario para trabajar con seguridad laboral. Incluso, algunos grupos de empresas contrataron servicios de atención primaria para sus trabajadores. Esperamos que estas enseñanzas no caigan en el vacío, o sean ahogadas por el mercantilismo médico.
Otra de las lecciones es que, independientemente del sistema económico vigente, el éxito de los países para enfrentar, controlar y eliminar los riesgos masivos de una pandemia, depende de la capacidad de los centros públicos de salud, debido a que la oferta privada lucrativa solamente responde a los casos de obtención de beneficios.
Necesidad de crear un fondo de emergencia nacional
Otra lección importante es la necesidad de que el Estado cuente con un fondo nacional de emergencia para enfrentar situaciones sanitarias y humanitarias como las que vivimos actualmente. En nuestro país, esta necesidad es mucho mayor, ya que anualmente estamos expuestos a sufrir daños multimillonarios durante el período de huracanes.
Ante estos riesgos reales, unos regulares y recurrentes, y otros totalmente imprevistos, la salida más racional es contar de antemano con los recursos financieros, y las previsiones sanitarias más indispensables para enfrentar los efectos mortales de estas catástrofes naturales.
Esta debe ser una demanda masiva de la población, ya que, a pesar de los riesgos innegables, los gobiernos hacen todo lo contrario: lejos de asegurar un excedente para acumular reservas, incurren en crecientes déficits fiscales, generando endeudamientos internos y externos.
Este fondo nacional está llamado a evitar los traumas económicos y sociales derivados en situaciones de emergencia. Es lo que hacen las familias pudientes para enfrentar cualquier adversidad, y lo que no pueden hacer las familias más pobres y vulnerables, con escasa o ninguna capacidad de ahorro. ADS/338/28/05/2020