La campaña actual no es contra las ARS que abusan, sino contra todas, sin distinción, porque el objetivo subyacente es eliminar cualquier tipo de control. Si hasta el Poder Ejecutivo es fiscalizado por el Congreso Nacional, ¿por qué se pretende que el sector salud y la seguridad social sean la excepción?
En forma recurrente, profesionales de la salud y algunos círculos de la izquierda, demandan eliminar a las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS), calificándolas de simples intermediarias. Este planteamiento resulta insostenible a la luz del desarrollo económico y social.
La intermediación es un resultado natural, necesario e inevitable de la división social del trabajo, que data de miles de años. Un fenómeno que se da en todas las economías y sociedades, tanto de mercado, como centralmente planificadas. Y que se acentúa con el desarrollo tecnológico, los medios de comunicación y transporte y la globalización de los mercados.
En las comunidades primitivas el artesano mantenía un contacto directo con sus clientes, los conocía y les vendía él mismo, por lo que no precisaba de un tercer agente. En esas condiciones los intermediarios eran unos acaparadores que actuaban en contra de los intereses del productor y del consumidor.
Pero, en la medida en que aumenta la escala de producción, la variedad de bienes y servicios, y que los mercados se amplían y diversifican, la única forma de vender y comprar las mercancías es mediante el comercio, el transporte y la comunicación a través del intercambio regional, nacional, internacional, y ahora mundial.
En la sociedad moderna, la intermediación es productiva, porqueaporta un valor agregado inestimable, para contrarrestar la creciente separación geográfica y temporal entre los miles de productores y millones de consumidores finales, de la única forma en que ahora es compatible con el desarrollo tecnológico y el libre mercado.
Igual ocurre en las grandes fábricas en donde el capital y el trabajo se separan cada vez más, debido al aumento de la escala de producción. En esas condiciones, el propietario ya no supervisa directamente la producción, cuenta con un equipo especializado que monitorea y controla el proceso, de acuerdo a las normas técnicas y a los estándares de calidad establecidos, para asegurar los costos de producción.
Preguntas incómodas en espera de respuestas objetivas
¿Cómo sería la vida moderna sin una “intermediación”, que permita que las materias primas de América Latina se vendan en Estados Unidos, Europa y hasta en China? Y a la inversa, ¿cuál sería nuestro estándar de vida y nivel de satisfacción, si el comercio internacional no contara con miles de intermediarios que colocan en nuestros centros comerciales decenas de miles de productos fabricados a 12,000 kilómetros de distancia?
Sin la “intermediación” de tours operadores especializados, directos o a través del Internet, ¿Cuánto esfuerzo y tiempo tendría que emplear una familia para planificar y contratar directamente pasajes, hoteles, tours, diversiones, restaurantes, transporte, etc., con cada una de las empresas de servicios en cada uno de los países a visitar?
¿Cuánto le costaría al director de un hospital o clínica mantener contacto directo, y relación comercial, con cada uno de los fabricantes de los equipos, instrumentos, insumos y medicinas de todas y cada una de las especialidades? ¿Quiénes pueden demostrar que eliminando a los “intermediarios” la vida sería más sencilla, mayor el disfrute, y menor el costo? ¿Quién?
Nunca confundir la función con el funcionario. Pero la campaña actual no es contra las ARS que abusan, sino contra todas, sin distinción, porque el objetivo subyacente es eliminar cualquier tipo de control, seguir incumpliendo los protocolos, y continuar prescribiendo exámenes y medicamentos excesivos y costosos para recibir comisiones, obligando a un multimillonario gasto de bolsillo de las familias más pobres y vulnerables.
Todas las sociedades democráticas, de cualquier país con un mínimo de institucionalidad velan por el equilibrio financiero necesario para garantizar los derechos. Si en nuestro país, con un culto tradicional al presidencialismo, hasta el Poder Ejecutivo es fiscalizado por el Congreso Nacional, ¿por qué se pretende que el sector salud y la seguridad social sean la excepción?
La Fundación Seguridad Social para todos (FSSPT) reitera que de eliminarse la administración del riesgo, las PSS impondrían unilateralmente sus tarifas, como ocurre con los copagos que cobran los médicos y con los pacientes sin seguro. Si algunas ARS anteponen su interés mercantil a su función social, lo que procede no es eliminarlas, sino exigirles mejor desempeño, y cerrarlas en los casos graves. ADS/453/15/09/2022