A pesar de varias propuestas interesantes, la posición de ADAFP resulta unilateral al dar por sentado que la comisión de las AFS está blindada hasta el 2029, desoyendo las demandas y las críticas crecientes de la opinión pública
ADAFP formula varias propuestas interesantes tendentes a mejorar la cobertura y la situación de los afiliados al sistema de pensión. Plantea, equilibrar la tasa de retorno entre los hombres y las mujeres; garantizar un seguro médico a los pensionados y jubilados, y devolver los fondos a los afiliados migrantes, entre otras.
En adición, la Fundación Seguridad Social para todos (FSSPT) propuso que se les devuelva el fondo acumulado a 854,000 afiliados con 50 años o más de vida y que desde hace años no cotizan al sistema de pensión, porque en ese estado de inactividad no llegarán a acumular lo suficiente para recibir una pensión aceptable.
Pero ADAFP no menciona la necesidad de reducir la comisión de las AFP, con lo cual le resta credibilidad y aceptación a las propuestas señaladas, reiterando que su interés real es defender el nivel actual de la comisión, por encima de las críticas de la opinión pública, y del derecho y la angustia de 3 millones de trabajadores asalariados.
ADAFP pretende decirle al país, ahora que lo nuestro está blindado, vamos a ver qué queda para los trabajadores. ¿Una reforma a la medida, basada en la Ley del embudo? Resultan alentadoras las palabras del Dr. Agustín Burgos, presidente de la Comisión Bicameral, porque una reforma integral no puede ser excluyente de ningún tema.
Con esta actitud cerrada y unilateral, ADAFP está matando la gallina de los huevos de oro, desacreditando al sistema de capitalización individual. Lo que realmente perciben los afiliados es que las comisiones son altas, mientras las pensiones serán bajas. Y esa realidad, lejos de crear sosiego y tranquilidad, generando más inseguridad social y rebeldía, acompañada de propuestas para volver al reparto.
Mientras México redujo la comisión de las AFORES (AFP) al 0.54% anual a partir de enero de este año, aquí todavía equivale al 1.15% anual, más del doble. Para el 2029 será del 0.75% por lo que ocho años después todavía los trabajadores dominicanos no alcanzarán la conquista de que hoy disfrutan los trabajadores mexicanos.
Existen soluciones mediante una reingeniería de ambos sistemas
Es impostergable un cambio profundo en el sistema previsional porque en este momento reina una creciente y peligrosa incertidumbre. Mientras una minoría recibe jugosas ganancias, de lo único que están seguros los afiliados es que cuando se retiren la van a pasar muy mal, si ahora no se reduce la comisión y se introducen otros cambios indispensables.
Tenemos que llegar al fondo del problema explicando por qué las pensiones serán insuficientes y cómo evitarlo. Queremos insistir en que este problema es muy profundo y no puede tratarse a la ligera, con simples consignas y vistas públicas. Es necesario un debate público entre los especialistas con propuestas basadas en cálculos financieros y actuariales.
La única forma de elevar la tasa de reemplazo es aumentando en forma gradual el porcentaje de cotización y los años de aporte, sin tocar a los mayores de 50 años. Pero ni las AFP, ni las autoridades, quieren ponerle el cascabel al gato diciéndoles la verdad a los trabajadores, mientras el problema se agudiza y la gente se desespera.
Estamos hablando de aumentos graduales, aplicables principalmente a los jóvenes. En Europa la cotización es casi el doble y aun así las pensiones son insuficientes, porque cada vez hay más viejos que viven mucho más años. Esa es la realidad. Lo demás son promesas políticas y populistas.
Es necesario pasar de las consignas vacías a las propuestas financieramente viables y sostenibles. No podemos seguir engañando a la población y a la opinión pública creándole la falsa ilusión de que con bajos aportes y pocos años de cotización, podremos garantizar una pensión digna.
Tampoco con un simple cambio de sistema. Porque la longevidad y los cambios en el mercado laboral gravitan por igual en el sistema público de reparto y de capitalización individual, tal y como los conocemos. Se requiere de una reingeniería de ambos sistemas para adaptarlos a las transformaciones demográficas, tecnológicas y laborales. ADS/409/27/10/2021